LA CASA DEL SOL NACIENTE
La Casa del Sol Naciente (The House of the Rising Sun) es una canción folk de los Estados Unidos ─también llamada Rising Sun Blues─, que narra la vida de alguien con ninguna fortuna en Nueva Orleáns, el estado de Luisiana. Desde 1962 todos los éxitos musicales que llegaban al “número 1” en los Estados Unidos, habían sido escritos por John Lennon y Paul McCartney para The Beatles, hasta que en 1964 apareció esta canción. Alcanzó el primer lugar en las listas sin estar firmada ni cantada por el cuarteto de Liverpool.
Cuenta la pequeña historia de un famoso burdel de esa fantástica ciudad situada en el Delta del Misisipí, que existió realmente y al que llamaban “The House of the Rising Sun” (La Casa del Sol Naciente). El nombre del garito era una especie de homenaje a Madame Marianne Le Soleil Levant, que gestionaba el prostíbulo. Porque eso es, precisamente, lo que significa su apellido francés. El local fue abierto en 1862 y acabó siendo cerrado en 1874 debido a las quejas del vecindario. Se encontraba en la Calle St. Louis, Nro. 826-830. Precisamente, en Mayo de 2005, después de que el Huracán Katrina asolara la zona, los arqueólogos encontraron los restos de ese establecimiento.
Aunque en su versión original transmitida oralmente tenía cierto aire de balada tradicional inglesa, se hizo popular como canción folk afro-americana a partir de los años veinte y treinta del pasado siglo. La verdad “oficial” sostiene que la grabación más antigua conocida fue hecha por Clarence Ashley y Gwen Foster en 1934 ─al parecer, Ashley había aprendido la canción de su abuelo─ pero hay quien sostiene que fue grabada antes por Texas Alexander, nada menos que en 1920. Todos los artistas, desde Leadbelly a Woody Guthrie, desde Josh White a Nina Simone, que han grabado después su propia versión, reconocen que la habían descubierto a través de la más conocida de todas: la del grupo británico The Animals.
THE ANIMALS
Bob Dylan también grabó el tema en su primer álbum, cuando todavía estaba bajo la influencia del estilo tradicional de Woody Guthrie, y algunas letras más antiguas hacen del personaje protagonista una prostituta. The Animals decidieron transformarlo en un adicto al juego y al alcohol para hacer su versión más acorde con la corriente puritana de la radio de aquellos años; eso si, conservando ese aire de lamento lastrado por el peso de la culpa. La banda de Eric Burdom la interpretó en directo durante una gira que hizo por Inglaterra, junto al pionero del rock and roll, Chuck Berry. Tuvieron tal aceptación, que en una de las paradas de dicha gira se decidieron a grabarla en una sola toma el día 18 de mayo de 1964. La canción comienza con el famoso arpegio en “la menor” del guitarrista Hilton Valentine, que ha sido inspiración constante para tantos guitarristas y la personalísima ejecución vocal de Eric Burdon es una especie de "aullido conmovedor", tan profundo y grave como el carbón de las minas de Newcastle. Al único miembro de la banda de acompañamiento que se le pagó la participación en los arreglos fue a Alan Price, que interpretó su magnífico “solo de órgano” en un Vox Continental.
La Casa del Sol Naciente fue la primera canción en la historia de la música que, con una duración de más de cuatro minutos, ─un auténtico tabú formal en aquel tiempo─ conseguía alcanzar el puesto nº 1 en las listas. En la interpretación única, magistral e irrepetible del grupo británico The Animals se convirtió en un éxito universal hasta llegar a alcanzar el puesto 122 de la lista de “Rolling Stone” de las 500 mejores canciones de todos los tiempos.
Lanzada por Eric Burdon y su grupo como cara A de un disco sencillo ─en cuyo revés estaba impresa la canción Talkin' 'Bout You de Ray Charles─, esta Casa del Sol Naciente de The Animals sonaba tan nueva que acabó siendo considerada el primer éxito de folk rock. Ya lo dijo el escritor Ralph McLean, de la BBC:
- “Con este tema el rostro de la música moderna ha cambiado para siempre”.
The Animals interpretan la canción desde la perspectiva del hombre, jugador y borracho, que cuenta cómo La Casa del Sol Naciente es el lugar donde se fragua la desgracia muchos hombres ─empezando por él mismo─; tipos que se han sumergido hasta ahogarse en un angustioso pantano de mala vida y miseria. Por eso el protagonista aconseja a una madre que sus hijos no sigan ese camino de perdición.
The House of the Rising Sun
There is a house in New Orleans
They call the Rising Sun
And it's been the ruin of many poor boys
And God I know I'm one
My mother was a tailor
She sewed my new blue jeans
My father was a gamblin' man
Down in New Orleans
Now the only thing a gambler needs
Is a suitcase and trunk
And the only time he's satisfied
Is when he's on a drunk
Oh mother tell your children
Not to do what I have done
Spend your lives in sin and misery
In the House of the Rising Sun
Well, I got one foot on the platform
The other foot on the train
I'm goin' back to New Orleans
To wear that ball and chain
Well, there is a house in New Orleans
They call the Rising Sun
And it's been the ruin of many a poor boy
And God I know I'm one
La Casa del Sol Naciente
Hay una casa en Nueva Orleáns,
la llaman del Sol Naciente
y ha sido la ruina de muchos chicos pobres
y Dios sabe que yo he sido uno de ellos.
Mi madre fue una modista
que cosía mi pantalón vaquero nuevo
y mi padre era un jugador
hundido en Nueva Orleáns.
Ahora lo único que él necesita
es un baúl y una maleta
y sólo se siente satisfecho
cuando está borracho.
Oh madre, di a tus hijos
que no hagan lo que hizo él,
malgastar sus vidas entre el pecado y la miseria
en la Casa del Sol Naciente.
Bien, he puesto un pie en el andén
y el otro pie en el tren,
regreso a Nueva Orleáns
para vestirme como los presos.
Bien, hay una casa en Nueva Orleáns,
La Casa del Sol Naciente
que ha sido la ruina de muchos chicos pobres
y Dios sabe que yo soy uno de ellos.
Desde la primera ─ciertamente confirmada─ que Roy Acuff grabó en 1938, la sucesión de versiones no se ha detenido hasta ahora. Detrás de The Animals llegaron Bob Dylan, Joan Baez, Odetta, The Beatles, Scorpions, Dolly Parton, Nina Simone ─una de las mejores, o quizá se trate de mi especial debilidad por esta cantante de blues─, Tracy Chapman, Bon Jovi, y Sinead O'Connor, entre otros. La mejor en español fue, sin duda, la sesentera del grupo catalán Lone Star, que combinaba fuerza y sentimiento. Claro que la garganta de Pedro Gené no era la de Eric Burdon, ni los ripios en nuestro idioma tenían la contundencia ni la sensación de soledad y tristeza que transmite el texto en el idioma de William Shakespeare. Curiosamente, Lone Star vendió entre el público hispanohablante más copias de su versión que los propios The Animals de la suya puesto que el grupo catalán llegó a ser ”número 1” en Sudamérica. También, en 1968, apareció este tema en un disco homónimo de Bruno Lomas y en 1969, Frijid Pink grabó una versión de estilo psicodélico. En fin, hasta los Cinco Latinos hicieron su versión en español, que ya es decir.
El 4 de mayo de 2011, en el American Idol Festival, la cantante Haley Reinhart interpretó la canción en directo de otra manera. El jurado la ovacionó de pie y fue considerada por muchos la mejor de estos tiempos.
He tenido la oportunidad de escuchar esa interpretación en directo en un video de You Tube y confieso que me he quedado entre “sonado” y “seducido”. Estamos hablando de una cantante blanca de veintipocos años. Para que luego digan que el “rhytm and blues” ha muerto. Lástima que a la rubita Haley se le adelantaran The Animals nada menos que cuarenta y siete años.
Sergio Coello
¿Que puedo pedir hoy después de oír esta canción? Es una de mis canciones preferidas. Aunque tengo la versión de Lone Star incluso la de Bruno lomas, esta de The Animals sin dudar es la mejor para mí. Anoche me acosté triste, pero hoy me has alegrado el día.Gracias Sergio
ResponderEliminar"La Casa del Sol Naciente" es una de esas veinticinco canciones, no por esperada deja de sorprenderme, que es un auténtico placer recuperarla.
ResponderEliminarVolver a oirla y conocer su historia es un importante añadido a ese tema que una vez oído no se puede olvidar.
Algunas versiones las he oído,ninguna me ha dejado indiferente, pero la de "The Animals", que ocupó diez semanas seguidas en Billboard (desde el 15-08-64), fue una revelación. La magnífica voz de Eric Burdon- considerado, junto a Steve Winwood, el cantante blanco que podía cantar como un negro, los riffs de Valentine...convirtieron a The Animals en uno de mis grupos predilectos.
Un tema tradicional al que supieron imprimirle una personal interpretación y transmitir un mensaje vital en aquellos "dorados sesenta".
Muchas gracias, Sergio, cada tema de tus escritos se convierte en un nuevo hallazgo.
A veces, aprovechando los re cursos de la tecnología actual, hago acopio de canciones que me gustan, las transfiero al reproductor del coche, y me dispongo a escucharlas de forma aleatoria, mientras viajo en compañía de mi mujer, mi bella Dulcinea, por lugares hermosos que excitan mis sentidos.
ResponderEliminarEl hecho de romper la secuencia en que fueron editadas, sin sospechar siquiera el orden en que irán sonando, provoca en mí una forma distinta de escucharlas que me lleva a descubrir matices y sensaciones que pasaron desapercibidas antes.
Pues algo parecido me ocurre cuando abro esta sección. Casi todas tus canciones forman parte también de la banda sonora de mi vida, son por tanto previsibles y sin embargo, hay siempre algo que me emociona y me sorprende.
Al principio, me dejo llevar por los recuerdos que me evoca el título. Éste en concreto me transporta al año 1964, Colegio S. Alberto, e inmediatamente aparece la figura de mi amigo Paco Alemán..., “con quien tanto quería” (en Sevilla, se me murió “como del rayo” a poco de celebrar nuestro definitivo reencuentro).
Habíamos ahorrado algo (no se cómo lo hacíamos, con la exigua pero generosa paga que de vez en cuando nos giraban nuestros padres), y teníamos suficiente para comprar un disco cada uno. Desde hacía dos años las listas de éxitos eran lideradas por los Beatles y nuestra intención era adquirir los dos últimos “hits” de esta banda que nos tenía “secuestrados”. Así que un sábado cogimos el autobús y nos plantamos en “MILOGA” (todavía no existían Galerías Preciados ni El Corte Inglés). Yo me abalancé sobre “A hard day´s night”, recién salido y encaramado a lo más alto de las listas de ventas. Cuando fui a enseñárselo, Paco me mostró el suyo: “The house of the rising sun” de The Animals. Ante mi sorpresa y decepción, me cogió del brazo y me invitó a escucharla. Mi cara y mi ánimo fueron cambiando a medida que avanzaba la audición. Le perdoné inmediatamente su infidelidad a los Beatles mientras yo mismo también “los traicionaba”. Su novedosa estética, el respaldo continuo de ese órgano, la voz desgarrada de Eric Burdon, la historia que se intuía tras ella… La incorporamos inmediatamente a “nuestro repertorio”. Paco me enseñó a extraer de la guitarra las notas del comienzo y los acordes para su acompañamiento. ¡Cuántos recuerdos…!
Después, detengo el motor de la memoria y entro “a saco” en el análisis de tu ARTÍCULO. Empiezo identificando algunos de los datos y referencias que en él aparecen con los que yo tenía del tema, y adopto los que, fruto de la exhaustiva documentación que aportas, completan el conocimiento de esa obra de arte que tantas emociones y sentimientos provocara en quienes compartimos aquella patria común de la adolescencia y primera juventud. Y al placer de aprender cosas nuevas, se une el que produce a quién ama el arte de la palabra, la forma en que tú la usas: su precisión, su ritmo, su fluidez... , su belleza.
Por último, me sumerjo en la versión que ofreces como más genuina, trato de descubrir y disfrutar los aspectos técnicos y estéticos que apuntas en el texto..., y no puedo, ni quiero, evitar que mi mente viaje allá donde mi amigo Paco esté, para volver a compartir con él la emoción y el placer que tantas veces nos produjo esta canción.
Los dos te damos las gracias por propiciar esta cita, Sergio.
Saludos cordiales. Romualdo