Creo
haberlo escrito en alguna otra ocasión: tengo una particular debilidad por las
canciones que el intérprete hace suyas, aprovechando la música para dejar claro
que, personalmente, se niega a ser una parte infinitesimal más de esa masa sin
forma ni fondo que crece como por contagio, igual que las epidemias. Podría
citar la ranchera Pero sigo siendo el rey de José Alfredo Jiménez, Los
ejes de mi carreta de Atahualpa Yupanqui, Je ne regrette rien de Edith Piaf o Gracias
a la vida de Violeta Parra, entre otras. En fin, esas canciones que
antes de que la palabra se prostituyera, se las conocía como con mucha personalidad.
My
way, de Frank Sinatra, es una de ellas y, a veces, pienso que la mejor
de todas. Naturalmente, se trata de una opinión personal, discutible que se
queda exclusivamente para mí.
My Way (A mi manera o A
mi modo) fue una adaptación al inglés que hizo el veterano cantante y compositor Paul
Anka de un tema francés anterior llamado Comme d'habitude (Como acostumbro), y cuyos autores son Jacques Revaux y Claude François. En realidad, de la
versión original Anka sólo se decidió a conservar la música, puesto que la
nueva letra no tenía nada que ver con la original. El primero en interpretar
esta “recreación” fue el propio Frank Sinatra al final de los sesenta y gracias
a su voz inmortal My way se convirtió en la canción
más emblemática y madura de este espléndido actor y mejor cantante.
My way venía a ser una especie de
repaso sereno a la “complicada” trayectoria vital del propio Sinatra, por más
que el paso del tiempo la haya acabado transformando en un símbolo universal de
ese viaje de vuelta que todo hombre emprende después de llegar, más o menos
entero, a la tercera mitad de su vida. Ya se sabe, cuando de uno empieza a
estar bastante más lejos la juventud que la muerte y no está mal eso de echar
el penúltimo aliento poético dando un repaso a nuestra vida. Con calma y sin
arrepentimientos ni exhibiciones. My way es apta, únicamente, para
hombres ─y mujeres─ que no dependan del permiso de otros para
crecer. Gente, ya digo, que hace lo que siente y dice lo que piensa.
La editorial Warner Chappell afirma que se
trata de la canción más radiada en las ondas de la historia de la música y la que
más versiones tiene. Lástima que esto último se diga de otra media docena más. El
último servicio público que ha prestado My
way reafirma perfectamente esa universalidad, puesto que se la ha
incluido en una campaña publicitaria del medicamento Viagra. En el anuncio, un
coro de caballeros muy maduros ─de los
que ya empiezan a necesitar ayuda para levantar “su moral de siempre”─ entona My way a pleno pulmón.
Francis Albert Sinatra nació en un barrio
de clase media-baja de la ciudad de Hoboken,
Nueva Jersey, el 12 de diciembre de 1915.
Su familia era inmigrante italiana
y la madre de Sinatra, Natalie Della Agravante, ─que llegó a ser portavoz de distrito del Partido Demócrata─ trabajó como comadrona. De hecho, en más de una ocasión estuvo en
la cárcel por practicar abortos, que eran ilegales entonces. El padre de Frank, siciliano, fue
propietario de una taberna a la que únicamente atendía por la noche porque de
día trabajaba como bombero. Su hijo, el gran Frank Sinatra, después de una vida
de brillantísimo vértigo murió
en Los Ángeles, el 14 de mayo de 1998, a los 82 años y a consecuencia de un ataque al
corazón. Todavía hoy, cualquiera que tenga una cierta edad y no se haya
convertido en un trozo de carne con ojos sin memoria sabe perfectamente lo que
ha significado Sinatra en el cine y en la música. Se le apodó La Voz por habernos dejado en herencia un impagable legado canónico en
todo lo que se refiere a la interpretación vocal masculina de la música moderna. Especialmente, por el soberbio timbre
de su voz, la cuidada precisión en el fraseo y el excelente dominio
del control de la respiración mientras cantaba.
Su
repertorio empezó basándose en canciones de los dos más grandes compositores
estadounidenses de la época ─Cole
Porter y George Gershwin─ pero luego
evolucionó desde su primerizo estilo de inspiración jazzística hasta la mejor música pop del último tercio
del siglo XX. Como Bing Crosby y Ella Fitzgerald, tenía una garganta incompatible con las actuales reglas de
juego de la canción popular. Entre otras cosas porque en la actualidad la
primera ley vigente dice que cuanto más desafines y peor cantes, mejor valorado
estarás por las productoras discográficas y por buena parte del público.
MY WAY
AND NOW, THE END IS HERE,AND SO I FACE THE FINAL CURTAIN.
MY FRIEND, I´LL SAY IT CLEAR,
I´LL STATE MY CASE, OF WHICH I´M CERTAIN.
I´VE LIVED A LIFE THAT´S FUL …
…AND MAY I SAY, NOT IN A SHY WAY,
´OH, NO, OH, NO, NOT ME, I DID IT MY WAY´.
FOR WHAT IS A MAN, WHAT HAS HE GOT?
IF NOT HIMSELF, THEN HE HAS NAUGHT.
TO SAY THE THINGS HE TRULY FEELS
AND NOT THE WORDS OF ONE WHO KNEELS.
THE RECORD SHOWS I TOOK THE BLOWS
AND DID IT MY WAY.
YES, IT WAS MY WAY.
A MI MANERA
Y ENTONCES ME ENFRENTO AL TELÓN FINAL.
AMIGO MÍO, LO DIRÉ SIN RODEOS,
HABLARÉ DE MI CASO, DEL QUE ESTOY SEGURO.
HE VIVIDO UNA VIDA PLENA…
… Y PERMÍTANME DECIR, SIN COMPLEJOS,
´OH, NO, OH, NO, A MÍ NO,
YO SÍ; LO HICE A MI MANERA´.
PUES ¿QUE ES UN HOMBRE? ¿QUÉ ES LO QUE HA CONSEGUIDO?
SI NO ES A SÍ MISMO, NO TIENE NADA.
DECIR LAS COSAS QUE REALMENTE SIENTE
Y NO LAS PALABRAS DE ALGUIEN QUE SE ARRODILLA.
MI HISTORIA PRUEBA QUE ASUMÍ LOS GOLPES
Y LO HICE A MI MANERA.
El
álbum que contenía esta canción fue publicado en 1969 pero también incluía algunas
otras joyas de la música contemporánea como La señora Robinson de Simon y Garfunkel, Yesterday de The Beatles y Et
Maintenant de Gilbert Becaud.
No
hay artista de vida tormentosa que no haya hecho suya la canción My
way. Nina Simone y Elvis Presley fueron los primeros pero detrás vinieron
otros muchos en legión. Existen todas las versiones imaginables; desde las
corales a las instrumentales, del jazz al country pasando por el flamenco, y hasta en serio y en broma. No
resulta fácil elegir entre las casi infinitas My way que existen. La versión de “su segundo padre” Paul Anka,
junto a la de Elvis Prestley y la de los “tres tenores” ─Pavarotti,
Carreras y Plácido Domingo─ son aportaciones “clásicas” irreprochables.
Las de Nina Simone, Aretha Franklin y Shirley Bassie rinden tributo al magnífico
estilo blues y soul de su raza. Las de
los Sex Pistols y Nina Hagen discurren por la senda gamberra y agresiva de los
punkies de lujo. Tampoco está nada mal una de las más recientes que he oído: la
del cantante inglés de moda Robbie Williams.
Claro que comparar cualquiera de ellas con la de aquel tipo de ojos
azules como el cobalto sería algo así como comparar un puñado de bisutería con
una mina de oro.
Sergio
Coello
Excelente homenaje a "La Voz" y que esperaba encontrar en esas veinticinco canciones que han marcado no sólo una vida.
ResponderEliminarHubo una época en que Sinatra era valorado por su manera de frasear, por sus temas y su inconfundible voz que le auparon al olimpo de los "crooners"; más tarde, en sus temas compartidos, era demasiado fundamento para tan "poco aliño", pero parecía que las discográficas presionaron demasiado.
"My way" es un tema que no cabe en una época ni en ningún espacio...es la música y una historia que puede ser la de alguien que honestamente se examine.
Gracias, Sergio, por esta impagable entrada.