domingo, 29 de enero de 2012

Media vida en 25 canciones (18)

Like a Rollin Stone

Recuerdo perfectamente la primera vez que escuché la canción Like a rolling stone de Bob Dylan. Fue el día 1 de julio de 1966, a primera hora de la tarde, al salir de mi primer día de trabajo temporal de aquel verano entre la Maestría Industrial recién terminada en Córdoba y el comienzo de la Ingeniería Técnica en Alcalá de Henares. Fue en la factoría Lanz Ibérica de Getafe, donde se montaban aquellos tractores John Deere de color verde billar. Imagino que la fábrica seguirá allí todavía; sometida a esta dieta económica tan de moda que consiste en aplicar ERES periódicos como tratamiento para adelgazar la figura sin que se recupere ya jamás la buena salud económica e industrial de antaño.
Like a rolling stone ─Como una piedra rodante, o respetando la traducción del espíritu de la letra, Como una bala perdida es una canción que en 1965 nació del talento de ese cantautor único en la Historia de la música, al que sólo se le acerca en categoría el canadiense Leonard Cohen. El texto reivindicativo del temaque ajusta cuentas con el lado oscuro del “carpe diem” y el consabido “Sic transit gloria mundi” proviene de un poema que el propio Dylan escribió ese año, tras regresar hecho polvo de una extenuante gira por Inglaterra. Aunque, al principio, muchas emisoras de radio se negaron a transmitir una canción tan larga, Like a rolling stone alcanzó el segundo puesto en las listas de Estados Unidos en pocos meses y enseguida dio el salto para convertirse en éxito internacional. La canción es revolucionaria musicalmente, hablando, se entiende por esa milagrosa combinación de diferentes elementos la voz cínica y heterodoxa de Dylan, la puntería emocional con la que dispara la pregunta del estribillo (How does it feel? (¿Qué se siente?), el “riff” de órgano que el músico de estudio Al Kooper improvisó para ella, el subrayado de la armónica del propio Dylan y ese trasfondo que flota en la letra como de ajuste de cuentas personal con la vida de alguien. Ya saben, esa clase de personas muchas de ellas, por cierto, artistas famosos que alcanzan rápidamente la cumbre y sin apenas tiempo para sentarse y permanecer allí, con el pico de la cima clavado en el culo, empiezan a rodar cuesta abajo por la otra ladera hasta caer al barranco. A diferencia de las canciones de mayor éxito de esa época, la letra de Like a rolling stone no trata del amor, sino del resentimiento. Parece la voz de un hombre despechado, tal vez por viejas humillaciones, que acaba viendo pasar ante su puerta el pre-cadáver de un enemigo al que admiró en otro tiempo. En fin, lo de “arrieritos somos…”. Aquí se habla del reencuentro con una tal Miss Lonely (Señorita Solitaria) mientras se nos recuerda que nada es para siempre y ayer se cayó una torre, como cantaría muchos años después, por tangos flamencos, el genial Enrique Morente. El crítico Michael Gray describió en su día a Like a rolling stone como una bella y caótica amalgama de rhythm and blues, impresionismo, alegorías poéticas y música obsesiva.

Like a rolling stone

Once upon a time you dressed so fine
You threw the bums a dime in your prime, didn't you?
People'd call, say, "Beware doll, you're bound to fall"
You thought they were all kiddin' you
You used to laugh about
Everybody that was hangin' out
Now you don't talk so loud
Now you don't seem so proud
About having to be scrounging for your next meal.

How does it feel
How does it feel
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

You've gone to the finest school all right, Miss Lonely
But you know you only used to get juiced in it
And nobody has ever taught you how to live on the street
And now you find out you're gonna have to get used to it
You said you'd never compromise
With the mystery tramp, but now you realize
He's not selling any alibis
As you stare into the vacuum of his eyes
And ask him do you want to make a deal?

How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

You never turned around to see the frowns on the jugglers and the clowns
When they all come down and did tricks for you
You never understood that it ain't no good
You shouldn't let other people get your kicks for you
You used to ride on the chrome horse with your diplomat
Who carried on his shoulder a Siamese cat
Ain't it hard when you discover that
He really wasn't where it's at
After he took from you everything he could steal.

How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

Princess on the steeple and all the pretty people
They're drinkin', thinkin' that they got it made
Exchanging all kinds of precious gifts and things
But you'd better lift your diamond ring, you'd better pawn it babe
You used to be so amused
At Napoleon in rags and the language that he used
Go to him now, he calls you, you can't refuse
When you got nothing, you got nothing to lose
You're invisible now, you got no secrets to conceal.

How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?



Como una piedra rodante

Hubo un tiempo en el que te vestías tan bien;
tirabas una moneda a los vagabundos, estabas en tu mejor momento, ¿o no?
La gente te llamaba y te decía “ten cuidado, muñeca, porque acabarás cayendo”.
Pensabas que todos bromeaban.
Te solías reír
de los que salían por ahí.
Ahora ya no hablas tan alto.
Ahora ya no pareces tan orgullosa
y tendrás que mendigar tu próxima comida
¿Qué es lo que se siente?
¿Qué es lo que se siente
al no tener un hogar
como una completa desconocida,
como una piedra rodante?
De acuerdo, has ido al mejor colegio, Señorita Solitaria
Pero sabes que lo único que hacías ahí era emborracharte
y nadie te enseñó jamás cómo vivir en la calle.
Ahora comprendes que deberás acostumbrarte a eso.
Dijiste que nunca te entenderías
con el Misterioso Vagabundo, pero ahora te das cuenta
de que no te va a vender ninguna excusa
mientras miras al vacío de sus ojos
y le preguntas ¿quieres hacer un trato?
¿Qué es lo que se siente?
¿Qué es lo que se siente
Al estar sola
sin un camino a casa
como una completa desconocida,
como una piedra rodante?
Nunca te diste la vuelta para ver las muecas de los malabaristas y los payasos
cuando se acercaban a ti para hacer sus trucos.
No, nunca comprendiste que no está bien
dejar que otra gente diera las patadas por ti.
Solías montar en el caballo brillante con tu diplomático
que llevaba en el hombro un gato siamés
¿No resulta duro descubrir
que realmente no era ese el prestigio que buscabas
después de que se llevara todo lo que te pudo robar?
¿Qué es lo que se siente?
¿Qué es lo que se siente
al estar sola
sin un camino a casa
como una completa desconocida,
como una piedra rodante?
Princesa en la torre, antes, y toda esa gente guapa
bebiendo y pensando que lo tienen todo hecho,
intercambiando preciosos regalos
pero más vale que cojas tu anillo de diamantes y lo empeñes.
Te solías divertir tanto
con ese Napoleón harapiento y su lenguaje habitual.
Ve con él, te llama, y no puedes negarte.
Cuando no tienes nada, nada tienes que perder.
Eres invisible ya y no tienes secretos que ocultar
¿Qué es lo que se siente?
¿Qué es lo que se siente
al estar sola
sin un camino a casa
como una completa desconocida,
como una piedra rodante?


Han sido innumerables los “enteradillos” que han querido ponerle nombre real a la Señorita Solitaria, pero no parece que estemos obligados a considerar al personaje como un viejo amor, perteneciente a la clase alta, del cantautor de Minnessota. También podría tratarse de una de tantas estrellas, al final de su viaje desde el cielo hasta el infierno. Edie Sedgwick, Joan Baez, Marianne Faithfull y Andy Warhol, aparecen como posibles dianas de esta canción aunque, para mí, eso es lo de menos. En cualquier caso, me parece genialmente cínico en el sentido helénico y bogartiano del término, quiero decir que una de las canciones más famosas de la época del folk-rock, siempre tan asociada a los ideales de paz y armonía, trate sobre el hecho de la venganza. Tarde o temprano casi nadie se libra de la tentación de probar un bocado de ese plato que sabe mucho mejor cuando está bien frío. Especialmente, porque no debiéramos descartar la posibilidad de que Bob Dylan que tantas veces usa los términos "él", "esto" y "ellos" para referirse, fundamentalmente, a sí mismo intentara vengarse de su propio pasado. De hecho, él ha conocido mejor que nadie la sensación de vértigo en las alturas de la fama y que tan semejante resulta a la asfixia que se siente en el fondo de un pozo. El caso es que Like a rolling stone permanece sin envejecer, como una constante matemática, en los conciertos de Dylan; casi siempre con arreglos diferentes.
Me alegro de coincidir con ese otro dios del Olimpo musical llamado Bruce Springsteen en la importancia que hay que darle a la primera vez que uno oye esta canción. “El Boss” ha contado que escuchó por primera vez a Bob Dylan cantar Like a rolling stone cuando se encontraba en el coche, junto a su madre, sintonizando la emisora WMCA:
“Fue como si alguien hubiera abierto la puerta de mi mente de una patada. De la misma forma en que Elvis nos liberaba el cuerpo, Dylan, ese día, me liberó la mente” cuentan que dijo el autor de Born in U.S.A. y Read headed woman.

Más de cuarenta años después de su lanzamiento, Like a rolling stone sigue siendo considerada una de las canciones imprescindibles para una posible antología reducida de la mejor música popular del siglo XX. Aunque la elección debería desecharse por carencia total de imparcialidad, la revista Rolling Stone también eligió el tema como el segundo mejor de los últimos veinticinco años y en el año 2004 la situó en el primer puesto de su lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos. Claro que eso no vale, por razones obvias.
Numerosos artistas han realizado versiones de Like a rolling stone, no todas felices. Por citar las que a mí me parecen mejores, ahí están las de The Four Seasons, Judy Collins, Johnny Winter, Cher, The Rolling Stonesésta resulta casi insuperable si no existiera la original, claro que ellos estaban moralmente obligados, sin olvidar las de Michael Bolton y The Wailers. Incluso el guitarrista Jimi Hendrix, junto a su banda The Jimi Hendrix Experience, tiene una versión grabada en directo en el Monterrey Pop Festival.
Hace poco, en un blog de internet, una encuesta daba como resultado entre 10.000 consultas que la canción Like a rolling stone gustaba a 9810 personas, dejaba indiferente a 1 y no gustaba a 189. A propósito, de esto alguien se preguntaba en uno de los comentarios:
-“¿Cómo pueden existir en el mundo ciento ochenta y nueve tipos a los que no les guste esta canción? ¡No me lo creo!

Personalmente, eso de que haya habido uno al que le dejó indiferente me parece más increíble todavía.

Sergio Coello

sábado, 7 de enero de 2012

Media vida en 25 canciones (17)

ASTURIAS

Víctor Manuel es uno de los nombres fundamentales de una generación de cantautores que alumbraron lo mejor de su obra, salpicados por el agua más o menos turbia de ese río revuelto en el que acabó convirtiéndose la “transición española”. Aunque siempre me ha parecido mejor compositor que cantante, no seré yo quien le discuta la vocación de ponerle voz propia a sus emociones. Me consta que empezó en esto de la música casi a la misma edad en que lo había hecho Joselito, diez años antes, y en el mismo género de aquella canción española masculina donde reinaba sin discusión la prodigiosa voz de Antonio Molina.

A Víctor Manuel le escuché en directo por primera vez en las Fiestas de Begoña en Gijón, en Agosto de 1970, durante un recital que dio en los ya desaparecidos Jardines del Piles, frente a la Playa de San Lorenzo. Allí estrenó la canción María Coraje, dedicada a esa mujer asturiana universal, paridora de mineros con la marca de la muerte grabada en la frente desde su nacimiento. Después le he visto muchas veces en conciertos e, incluso, coincidimos en alguna que otra reunión, antaño, cuando ambos militábamos en la misma Agrupación de Arte y Cultura de un partido de izquierdas del que apenas quedan ya los escombros. Sigo pensando que es de justicia reconocerle a Víctor Manuel el mérito de habernos dejado una docena de obras maestras de la canción de autor en la España del último tercio del siglo XX. Desde El cura de aldea y El tren de madera hasta El cobarde y La planta 14, pasando por El abuelo Víctor, La madre y Luna, su trayectoria artística me parece ejemplar. Que compusiera y grabara, antes de ser veinteañero, una elegía al general Franco con el título de Ese hombre puede que añada morbo al juego de las contradicciones personales y al famoso “todos tenemos un pasado” pero que levante la mano quien se atreva a tirar la primera piedra en este sentido. Nada de aquello invalida su enorme mérito artístico. De la misma manera, el hecho de que haya compuesto tres o cuatro de las mejores canciones de amor que conozco Quiero abrazarte tanto, Sólo pienso en ti, Ay, amor y No sé por qué te quierotampoco le libra de cierta responsabilidad ética por sus torpes apoyos al pensamiento único de las recientes izquierdas españolas tan radicales en la forma como reaccionarias en el fondo o por su simpatía con algunos de los miembros más significados de la corrupta cúpula directiva de la SGAE, recientemente caída en desgracia judicial.

El caso es que un día lejano de aquellos años sesenta del siglo pasado Víctor Manuel se topó con un poema tan terrible como hermoso de Pedro Garfías dedicado a Asturias y de ese encuentro nació la que es, a mi juicio, su mejor canción. Que un poeta español, nacido en Salamanca y criado en Andalucía, haya realizado la más grande declaración de amor escrita a esa tierra asturiana, dura y bellísima y en la que a mí me gustaría vivir la mayor parte del año─, es uno de esos misterios que siempre acaban conjugando al alimón el talento de los artistas y la grandeza del lenguaje literario. Asturias era una canción recurrente en las actuaciones en directo de Víctor Manuel durante los primeros años setenta pero no la grabó hasta 1976 porque el cantante se negó a suprimir un par de versos, tal como le exigía la censura para autorizar su edición en disco.

Curiosamente, Pedro Garfias, el hombre que puso letra sin saberlo a esa canción acabó muriendo solo, en mitad de la tierra, tal como dicen los últimos versos de Asturias, igual que una premonición. Porque ese magnífico poeta tan injustamente olvidado de todos que fue Garfias, falleció en mitad de su exilio mexicano al que se viera empujado al acabar la Guerra Civil. Murió pobre, solo y alcoholizado, alimentándose de penas sueltas y de aquella prodigiosa memoria que le permitía recitar sus versos que calaban hasta los huesos. Lo peor de todo es que este gran poeta perteneciente al movimiento ultraísta aún sigue muriendo cada día que pasa, mientras le caen encima como paletadas de tierra sobre su fosanuestros golpes de silencio y desmemoria.




ASTURIAS

Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte...
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes...
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasion para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra este cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva de su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde,
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre;
sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre;
sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.


Prácticamente, nadie más se ha atrevido a grabar otra versión del Asturias de Víctor Manuel, no sé si porque suena tan “suya” que cantarla con una voz diferente parecería algo así como entrar en una casa ajena sin permiso del dueño. Quién sí ha hecho varias versiones de esta canción es el propio artista, muy diferentes entre sí. Aún sigue pareciéndome la mejor aquella que grabó por primera vez, con el acompañamiento de una guitarra española a cuyos acordes se acaban incorporando con fuerza los arreglos orquestales, y en medio del doliente y encendido tono de petenera flamenca con el que fue compuesta. Cada vez que la oigo y han sido cientos de veces me pone la carne de gallina. A mí, que también soy un hombre casi del sur con la suerte de que la vida y el tiempo me han hecho asturiano-consorte desde hace cuarenta años, me parece que Asturias de Víctor Manuel y Pedro Garfias es una de las más bellas canciones de amor a esa tierra que se han escrito nunca.

Sergio Coello