MOON RIVER
La Canción “Moon River" fue compuesta en 1961 para la película Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s), dirigida por Blake Edwards. La letra es de Johnny Mercer y la música del genial compositor Henry Mancini, al que le debemos un puñado de bandas sonoras que han pasado a la Historia del Cine con letras de oro como el Tema de amor de la película Romeo y Julieta, dirigida por Franco Zeffirelli, y el de La Pantera rosa para la película homónima que también dirigió Edwards. Con Moon River, Mercer y Mancini ganaron ese año el Oscar de la Academia de Cine a la Mejor Canción Original.
Como una muesca sentimental, uno guarda en la memoria la secuencia de la película donde una inolvidable Audrey Hepburn la interpreta en la ventana de su apartamento ante el boquiabierto Annibal Smith, (al que da vida el actor George Peppard). Desayuno con diamantes fue la primera película declaradamente pop de los años sesenta y su canción emblemática Moon River ─casualidades del destino─ fue grabada por el sudafricano Danny Williams, que nos dejó la mejor versión. Luego, el estadounidense Andy Williams grabó otra, que es la que casi todo el mundo conoce como la "clásica". Misterios del alma humana, que diría un filósofo. Como este de que en cuestión de correr y cantar los negros carden la lana y los blancos se lleven la fama.
Moon River es una canción “descolocada”; habla de lo que soñamos cuando estamos despiertos. Si nos ha llegado a través de un desayuno, les aseguro que suena muchísimo mejor después de una buena cena, en mejor compañía. El tema musical sirvió para relanzar a Mercer como autor de letras, cuando andaba un tanto oscurecido en los tiempos emergentes del rock and roll. Se dice que hasta una cala de Savanna, Georgia, la ciudad natal de su creador, fue bautizada con el nombre de Moon River. Ha sido interpretada por los más grandes cantantes del siglo XX: de Aretha Franklyn a Lena Horne; de Louis Armstrong a Boby Darin; de Nico Fidenco a Connie Francis; de Sinatra a Rod Stewart; de Barbra Sreisand a Willie Nelson; de Ray Conniff a Trini López y de Morrisey a Oscar Peterson, éste con una magnífica versión instrumental al piano.
Moon River, wider than a mile,
I'm crossing you in style some day
Oh, dream maker, you heartbreaker,
Where ever you're goin'
I'm goin' your way.
Two drifters off to see the world,
There's such a lot of world to see.
We're after the same rainbow's end,
Waitin' 'round the bend,
My Huckleberry friend, Moon River and me.
Río Moon, más ancho que una milla,
algún día te cruzaré a lo grande.
Oh, fabricante de sueños, tú, rompecorazones,
donde quiera que vayas iré contigo.
Dos vagabundos salen a ver el mundo
porque hay un montón de mundo para ver.
Estamos persiguiendo el mismo final del arco iris,
esperando en la curva,
mi amigo Hucleberry, el río Moon y yo.
I'm crossing you in style some day
Oh, dream maker, you heartbreaker,
Where ever you're goin'
I'm goin' your way.
Two drifters off to see the world,
There's such a lot of world to see.
We're after the same rainbow's end,
Waitin' 'round the bend,
My Huckleberry friend, Moon River and me.
Río Moon, más ancho que una milla,
algún día te cruzaré a lo grande.
Oh, fabricante de sueños, tú, rompecorazones,
donde quiera que vayas iré contigo.
Dos vagabundos salen a ver el mundo
porque hay un montón de mundo para ver.
Estamos persiguiendo el mismo final del arco iris,
esperando en la curva,
mi amigo Hucleberry, el río Moon y yo.
El estilo no envejece jamás. Lo dijo Audrey Hepburn y nadie mejor que ella para esta clase de verdades de Perogrullo. Medio siglo después, la película Desayuno con diamantes ─basada en la novela corta escrita por Truman Capote─ sigue manteniendo el tipo. La razón, posiblemente esté en que el film fue todo un reflejo visual y sonoro de los cambios que se empezaban a fraguar en la mujer norteamericana primero y luego en la de todo el mundo. Lo que quizá no sepa la gente es que la primera y deslumbrante secuencia en la que Hepburn mira el escaparate de la joyería Tiffany's en ese Nueva York con las calles vacías tuvo un rodaje multitudinario, con la gente agolpándose tras las cámaras para ver a la estrella vestida por Givenchy y Edith Head. O que Audrie se permitió el lujo de ponerse la ropa corriente que ella usaba en la intimidad durante la famosa escena de la canción.
Desayuno con diamantes es un relato romántico muy alejado de la complacencia; una historia de amor en la que la inocencia anda arrinconada en algún lugar de la oficina de objetos perdidos. Dos inadaptados rapiñan su sustento en medio de compañías ajenas de conveniencia. Él es un escritor de poca monta, amante a sueldo de una mujer que le dobla en edad. Ella, una chica de Texas que sobrevive gracias a sus encantos en la Gran Manzana. La comedia arremete sin consignas revolucionarias contra muchos de los patrones de conducta de esa alta burguesía que se rige por un código moral cuyo primer artículo dice que todo tiene su precio.
Después de Desayuno con diamantes y Moon River, medio mundo cree que el glamour consiste en lucir unas gafas grandes de sol, un pañuelo al cuello y un collar de perlas sobre el escote de un vestido negro, bajo una pamela. Pero el otro medio sabe que la melancolía jamás estará mejor expresada que mediante esa pareja con las gabardinas empapadas que busca desesperadamente un gato perdido bajo la lluvia, mientras fluye eternamente el caudal del Moon River.
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