viernes, 27 de julio de 2012

Media vida en 25 canciones (24)


        Graduado en filología inglesa por la Universidad de Leeds, Mark Knopfler, un joven escocés de Glasgow, decide trasladarse a Londres para intentar hacerse un hueco en el panorama musical. Corría el año 1976 cuando Mark formó con sus amigos del Loughton College una banda llamada Café Racers con la que tocaba en pubs y escuelas cercanas al colegio donde él impartía clases como profesor. Una noche en la que el bajista de Café Racers estaba enfermo Mark le pidió a su amigo John Illsley que le sustituyera dando comienzo una larga y estrecha colaboración entre ambos, interpretando canciones propias y versiones de temas de otros artistas como Ry Cooder o Brenda Lee.
   Ensayos agotadores, ingresos que apenas daban para pagar el alquiler del equipo de sonido; en fin, nada que no conozca cualquiera que haya iniciado una gran obra empezando desde cero. Un amigo del grupo, en alusión a su penosa situación económica, les propuso adoptar el nombre con el que saltarían a la fama: Dire Straits (que en inglés viene a significar algo así como "grandes apuros").
  El 27 de julio de 1977 el grupo grabó una maqueta de cinco canciones en los Pathway Studios, al norte de Londres, tras reunir las ciento veinte libras esterlinas que costaba entonces su producción. Las canciones incluidas en ella eran Wild West End”, “Down to the Waterline”, Water of Love”, Sacred Loving” y el que sería su mayor éxito, Sultans of Swing, una de las más grandes canciones del último tercio del siglo XX.



  Dire Straits grabó su primer álbum homónimo entre febrero y marzo de 1978, y se publicó en el Reino Unido en junio del mismo año. La acogida fue buena por parte de la crítica especializada, pero escasa por el gran público británico. Sólo la progresiva publicación del álbum en Europa, Estados Unidos y Australia (donde alcanzarían rápidamente el número uno en ventas), unido al éxito de sus giras en directo, logró que el disco se convirtiese en un superventas.
Después llegó el disco de larga duración  Alchemy  grabado en directo en 1984 , en el que se recogían casi todos los mejores temas de la banda, incluido "Going Home", de la película Local Hero, cuya banda sonora fue publicada como trabajo en solitario de Mark Knopfler.

     En 1985 lanzan Brothers In Arms, canción que trata del horror de la guerra con un fondo musical que hace la letra aún más estremecedora y que fue un gigantesco éxito internacional. En este disco se encuentran, además, "Money for Nothing", "So far away", y "Walk of Life". y "Brothers in Arms". Puede que el gran éxito de este disco se deba al hecho de que fue uno de los primeros trabajos grabado digitalmente en su totalidad y estuviese disponible en el novedoso (en aquel momento) formato Compact Disc, hoy tan odiado por algunos fanáticos del vinilo.

                 
       Sultans of Swing fue el primer sencillo de la banda y formaba parte del álbum titulado Dire Straits. En el tema cuentan la historia de una banda que toca en un característico pub al sur de Londres. Su letra describe a la perfección la escenografía costumbrista de un pequeño bar con un público minoritario y entregado donde se toca una música poco habitual para la época. Hablamos de un tiempo en el que muchos no entendían que una banda de rock & roll incluyera instrumentos de viento como la trompeta o el saxo. La banda, ahí, demostró su afición a la música de jazz y otros estilos  --el “dixie” y el “honky tonk“--, a lo que se rinde homenaje en esta canción. En algunas actuaciones en directo –por ejemplo, el tributo a Nelson Mandela, en el año 1988—los muchachos de Dire Straits actuaron junto a Eric Clapton  como segunda guitarra. Clapton y Knopfler demostraron en aquel concierto una asombrosa complicidad en la canción "Sultans of Swing", con un animado diálogo en el escenario entre sus respectivas guitarras en la parte central de la canción, mientras el peso musical lo llevaba el saxofón de Chris White. La aportación del saxofonista fue quizá la mejor muestra de la evolución de este tema, que siempre suena distinto en directo con las sucesivas y diferentes improvisaciones de Knopfler.

            

            SULTANS OF SWING

You get a shiver in the dark
It's been raining in the park but meantime
South of the river you stop and you hold everything
A band is blowing Dixie double four time
You feel all right when you hear that music ring.

You step inside but you don't see too many faces
Coming in out of the rain to hear the jazz go down
Too much competition too many other places
But not too many horns can make that sound
Way on downsouth way on downsouth London town.

You check out Guitar George he knows all the chords
Mind he's strictly rhythm he doesn't want to make it cry or sing
And an old guitar is all he can afford
When he gets up under the lights to play his thing.

And Harry doesn't mind if he doesn't make the scene
He's got a daytime job he's doing alright
He can play honky tonk just like anything
Saving it up for Friday night
With the Sultans, with the Sultans of swing.

Am a crowd of young boys they're fooling around in the corner
Drunk and dressed in their best brown baggies and their platform soles.
They don't give a damn about any trumpet playing band
It ain't what they call rock and roll
And the Sultans played Creole.

And then the man he steps right up to the microphone
And says at last just as the time bell rings
'Thank you goodnight now it's time to go home'
and he makes it fast with one more thing
'We are the sultans of swing.


SULTANES DEL SWING

Te estremeces en la oscuridad,
llueve en el parque, pero mientras,
al sur del río te paras y todo se detiene,
una banda toca Dixie en cuatro por cuatro.
Te sientes bien cuando escuchas esa música.
 

Entras, pero no ves demasiadas caras
que entren desde la lluvia para escuchar el jazz deslizarse.
Hay demasiada competencia, demasiados lugares
aunque no hay muchos saxos que puedan sonar así.
Camino al sur, al sur de Londres.

Te fijas en el guitarrista George, se sabe todos los acordes.
Él es puro ritmo, no quiere hacerla llorar ni cantar.
Y una vieja guitarra es todo lo que se puede permitir
cuando se levanta bajo las luces a cumplir con lo suyo.

Y a Harry no le importa si no hace un buen papel;
Tiene un trabajo durante el día y le va bien.
Puede tocar
 honky-tonk como si nada,
reservándolo para la noche del viernes
con los Sultanes, con los Sultanes del Swing.

Y una panda de jóvenes hacen el tonto en la esquina,
borrachos y vestidos con sus mejores pantalones
Anchos, marrones y sus suelas de plataforma.

No les importa un bledo una banda con trompeta;
no es lo que ellos llaman rock and roll.
Y los Sultanes tocaban Creole.

Entonces un hombre se acerca al micrófono
y dice por último, cuando el reloj da su hora:
"Gracias y buenas noches! Ya es hora de irse a casa."
Y suelta rápido algo más:
"Somos los Sultanes, los Sultanes del Swing".


    A mí me parece, sin duda, la mejor canción de su década, del que considero, personalmente, el último de los grandes grupos de la música moderna. El solo de guitarra de la versión álbum de Sulstans of swing  aparece en el nº 22 de la lista de los mejores solos de guitarra de todos los tiempos y en el nº 32 en la lista de los mejores de la revista Rolling Stone.
    No hay demasiadas versiones de Sultans of swing –hay que tener mucho valor para atreverse a ello-- pero aun así las de Andrea Valeri y The Ventures (ambas instrumentales) no ofenden a la original.
   Sin embargo, como versión alternativa –aunque llena de respeto hacia la inalcanzable de Mark Knopfler y sus colegas-- yo prefiero la de Johnny y los Bigudíes. Con ese mítico nombre (que recuerda el inmortal Johnny be good del genial pionero del rock and roll, Chuck Berry) existe un grupo de sesentones –profesionales serios donde los haya y tan buenos músicos como expertos en actividades más “formales”-- que alimentan la magia de la mejor música rock en un local de Madrid llamado Segundo Jazz. Allí, todos los jueves, Johnny y los Bigudíes versionan los mejores temas de Jerry L. Lewis, Elvis Presley, Los Beatles, los Stones, Los Kinks y toda aquella  maravillosa ralea sesentera y setentera para disfrute de un público con muchas canas –o calvas-- en la cabeza y mucha juventud en el corazón. Estuve allí un jueves del pasado invierno y seguro que adivinan cuál fue el tema más celebrado por el público: Efectivamente; Sultans of swing.


                                                                                           Sergio Coello

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