lunes, 5 de septiembre de 2011

Media vida en 25 canciones (12)

THE SOUND OF SILENCE

Cuando era más joven, durante bastante tiempo estuve pensando que El sonido del silencio (The sound of silence), de Simon y Garfunkel, era la canción que explicaba mi juventud. Ahora ya no estoy tan seguro de ello pero siempre la guardaré en la memoria como uno de ese reducido grupo de temas musicales que jamás me cansaré de escuchar. Cuento esto ahora, al cabo de los años, cuando he descubierto que tampoco soy muy original al respecto. Hace unos días, navegando por internet, descubrí que hay por ahí algún que otro internauta al que también le gustaría que El sonido del silencio fuese la canción que sonase en su funeral.

Recuerdo que fue una especie de himno ─ni guerrero, ni nacionalista, por cierto─ para muchos de los veinteañeros de mi generación. Especialmente, para aquellos que pasamos de la copla radiada de nuestra infancia al deslumbramiento del rock and roll y los ritmos anglosajones de los primeros sesenta del siglo XX. The sound of silence transmite esa mezcla de alegría, tristeza y añoranza de un puñado de amor sin palabras al calor de la lumbre. Quiero decir que forma parte de los valores que son consustanciales al silencio. La canción fue popularizada por un dúo que ha pasado a la Historia de la música ─en una década prodigiosa para la misma─ como creadores de varias canciones perfectas. Y es que, en mi opinión, que no pretendo imponer a nadie, El sonido del silencio, Mrs. Robinson, Cecilia, The boxer y Puente sobre aguas turbulentas son simplemente perfectas.


The sound of silence fue escrita por Paul Simon en febrero de 1964, tras el asesinato de John F. Kennedy en noviembre del año anterior. Originalmente, Paul Simon y Art Garfunkel grabaron esta canción como una pieza acústica y posteriormente la retocaron con instrumentos eléctricos para su reedición como disco sencillo. Esta segunda versión fue la que llegó a ser número uno de las listas americanas en 1966 y formó parte, más tarde, de las bandas sonoras de varias películas. Concretamente, de El Graduado (1968), Bobby (2006) y Watchmen (2009), tres filmes que ganaron mucho con la incorporación de este tema.


THE SOUND OF SILENCE

HELLO DARKNESS, MY OLD FRIEND,
I´VE COME TO TALK WITH YOU AGAIN.
BECAUSE A VISION SOFTLY CREEPING
LEFT ITS SEEDS WHILE I WAS SLEEPING.
AND THE VISION THAT WAS PLANTED IN MY BRAIN
STILL REMAINS WITHIN THE SOUNDS OF SILENCE.
IN RESTLESS DREAMS I WALKED ALONE
NARROW STREETS OF COBBLESTONE,
´NEATH THE HALO OF A STREET LAMP
I TURNED MY COLLAR TO THE COLD AND DAMP
WHEN MY EYES WERE STABBED
BY THE FLASH OF THE NEON LIGHT, THAT SPLIT THE NIGHT
AND TOUCH THE SOUNDS OF SILENCE.
AND IN THE NAKED LIGHT I SAW
TEN THOUSAND PEOPLE, MAYBE MORE.
PEOPLE TALKING WITHOUT SPEAKING,
PEOPLE HEARING WITHOUT LISTENING.
PEOPLE WRITING SONGS THAT VOICES NEVER SHARE
AND NO ONE DARED DISTURB THE SOUNDS OF SILENCE.



EL SONIDO DEL SILENCIO

HOLA OSCURIDAD,, MI VIEJA AMIGA,
HE VENIDO A HABLAR CONTIGO OTRA VEZ.
PORQUE UNA VISIÓN ARRASTRÁNDOSE SUAVEMENTE
DEJÓ SUS SEMILLAS MIENTRAS ESTABA DURMIENDO.
Y LA VISIÓN QUE FUE PLANTADA EN MI CEREBRO
TODAVÍA PERMANECE DENTRO DE LOS SONIDOS DEL SILENCIO.
EN SUEÑOS SIN DESCANSO CAMINÉ SOLO
POR ESTRECHAS CALLES EMPEDRADAS,
DEBAJO DEL HALO DE UNA LUMINARIA
ME LEVANTÉ EL CUELLO DE LA CHAQUETA POR EL FRÍO Y LA HUMEDAD
CUANDO MIS OJOS FUERON APUÑALADOS
POR EL FLASH DE LA LUZ DE NEÓN, QUE RESQUEBRAJA LA NOCHE
Y ACARICIA LOS SONIDOS DEL SILENCIO.
Y EN LA LUZ DESNUDA VÍ
DIEZ MIL PERSONAS, QUIZÁ MÁS.
GENTE HABLANDO SIN CONVERSAR,
GENTE OYENDO SIN ESCUCHAR.
GENTE ESCRIBIENDO CANCIONES QUE LAS VOCES JAMÁS COMPARTIRÁN
Y NADIE QUISO MOLESTAR A LOS SONIDOS DEL SILENCIO.

Hay muchas versiones conocidas pero, así, de pronto, recuerdo las de The Bachelors, B.B.Seaton, The Gaylads (en reggae jamaicano), Boudewijn, Groot, Gérard Lenorman, Emilíana Torrini, Nevermore, Shaw Blades y algunos más. La mejor versión española ─o la menos mala, según se mire─ fue, sin duda, la de Los Mustang ─nuestros pseudo-Beatles nacionales─ convertidos en los traductores fijos de los grandes éxitos de origen anglosajón en esa época.


El sonido del silencio ocupa el puesto 156 en la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone. Aunque algunos ya la conocíamos cuando se estrenó la película, la mayoría de los españoles de entonces la descubrieron como una de las canciones que sonaban en la banda sonora de El graduado, excelente film de Mike Nichols sobre la seducción de un joven con la carrera recién terminada (Dustin Hoffman) por parte de su futura suegra. Esa madre de la novia ─con ganas de enseñar al que no sabe─ era una esplendorosa Anne Brancroft en su mejor momento como actriz. En una escena de la película ─inmortalizada por el cartel─ ilustró a muchas españolitas de aquel tiempo sobre cómo encender el hielo quitándose las medias con un erotismo elegante y parsimonioso, esa obra de arte femenina que cada vez se practica menos. Y es que ciertas chicas macarras de ahora se desnudan con la misma delicadeza con la que un hipopótamo se quitaría el barro del lomo en el lago Tanganika.

Dustin Hoffman tenía 30 años y Anne Bancroft sólo 36 cuando rodaron El graduado pero la diferencia de edad entre ellos parece mayor en la pantalla. Claro que sólo hasta que la señora se quita la ropa de la cintura para arriba y se planta así, frente a su futuro yerno y los espectadores.

La película ganó un Oscar y obtuvo seis nominaciones; entre ellas, la de Dustin Hoffman como mejor actor, en el papel de Benjamin, el joven novio de Katharine Ross. En la secuencia final, frente al mismísimo altar ─donde la joven confundida está a un segundo de casarse por despecho con otro más guapo y más estúpido─ el amor triunfa y ella huye vestida de novia con el verdadero hombre de su vida. Un largo “travelling” en pos del autobús que han tomado va alejando a la pareja de la malograda ceremonia, de los espectadores y, sobre todo, de las convenciones sociales. Entonces vuelve a oírse otra vez El sonido del silencio y hay que tener el corazón de madera de raíz de olivo para contemplar esa secuencia y no engañarse uno, aceptando que es el amor lo que mueve el mundo. Aunque sepamos que las cosas de la vida real no son exactamente así.


El único tema musical escrito expresamente para el film fue, sin embargo, Mrs. Robinson que sólo suena una vez en la película ─igual que sucede con la canción Scarborough Fair (La Feria de Scarborough)─ pero yo siempre me quedaré con la música y la letra de El sonido del silencio, con sus poéticas metáforas que aluden a ese “silencio” instalado entre los habitantes de las grandes ciudades. Y es que hay algo de cierto en que cada vez conversamos más sin decir nada. Nos escuchamos sin oírnos, escondidos en los subterráneos de una especie de autismo voluntario y colectivo ─contagiado de unos a otros─, como si nos hubiésemos encerrado en la campana neumática de nuestro propio ombligo. La fuerza de la melodía de esta canción ha permitido toda clase de arreglos y tratamientos, desde el rock hasta el gospel, pasando por el canto gregoriano y los ritmos andinos.

Es una lástima que haya tanta gente a la que el silencio le resulta insoportable. A veces, me pregunto si no será porque tiene demasiado ruido dentro de sí misma. El silencio es una inagotable fuente de palabras ─pensadas o sentidas─, un tesoro de oro puro. Ya lo decían The Tremeloes en aquella otra espléndida canción de la época, cuyo título es "Silence is golden" (El silencio es dorado),

Sergio Coello Trujillo

2 comentarios:

  1. Una de mis canciones preferidas, cuando la oigo me relaja.

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  2. Desde aquí te animo, Sergio, para que esta magnífica serie no se quede en 25, sino que continúe hasta que ya no queden canciones que ilustrar. Tanto los temas elegidos como su exposición y bibliografía, son insuperables y dignos de todo un maestro ¿Para cuando una serie sobre libros?¿Quién no recuerda un buen ejemplar compañero de nuestros años mozos? Seguro que, como todo, lo bordarías.
    Paco Cervantes Gil.

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