martes, 18 de enero de 2011

Media vida en 25 canciones (1)

Summertime

"Summertime” ─no confundir con la cancion "In the summertime" del grupo setentero Mungo Jerry─, contra lo que pueda parecer, no es una composición musical de origen anónimo surgida de voces esclavas en los algodonales estados del Sur de los Estados Unidos. Yo estuve creyendo eso, por error, hasta que supe el suficiente inglés para enterarme que se trata de una nana, una canción de cuna para dormir bebés. Fue compuesta por George Gershwin, un compositor blanco que conocía muy bien la música negra y al que le debemos algunos de los temas musicales más inolvidables de la historia del cine, desde Rapsodia in blue a Un americano en París, y que ilustró páginas sonoras inolvidables en óperas modernas y bandas sonaras para películas.




Summertime es un aria perteneciente a la ópera negra Porgy and Bess, con letra de DuBose y Dorothy Heyward e Ira Gershwin, hermano de George. La obra se estrenó en 1935 y relata el drama de las comunidades negras en aquella época. Quizá, por eso, el tema fue rápidamente adaptado por casi todos los músicos de jazz, gospel y blues y el mundo decidió convertirla en canción inmortal.

En la escena primera de Porgy and Bess ha anochecido y algunos vecinos del suburbio beben, cantan y juegan a los dados. Mientras tanto, Clara acuna a su bebé y entona Summertime, para espantar los fantasmas de la miseria y que el niño duerma tranquilo y ajeno al peligro de vivir.

Es verano…
y vivir es tan fácil...
Los peces saltan
y el algodón está alto.
Tu padre es rico
y tu madre es muy guapa
así que schssss… duerme, pequeño, no llores.
Una mañana
te despertarás cantando,
desplegarás tus alas
y te elevarás hasta el cielo.
Pero ésta de hoy
no hay nada que pueda hacerte daño;
papá y mamá cuidan de ti.

Summertime ha sido interpretada por todas las grandes voces del siglo XX; de Lena Horne a Diana Krall, de Sara Vaughan a Nina Simone, de Johnny Cash a Los Platers y de Frank Sinatra a Ray Charles. Mahalia Jackson, por ejemplo, la convirtió en un “espiritual” casi religioso. Janis Joplin ─grabándola en directo en el festival de Woodstock─ hizo de ella un desesperado alegato vital, una especie de seguidilla camaronera con aroma a Bourbon de Tennesse en lugar de manzanilla de Sanlúcar. Y la maravillosa Billie Holliday ─a base de imprimirle un swing cadencioso y sugerente─ cuando la cantaba, parecía estar quitándose el guante de Gilda; con esos movimientos cargados del erotismo dulce y pecaminoso que nos anuncia sexo con miel. Hasta la joven estrella Scarlett Johansson ha dejado su moderna y sensual versión ─un poco a lo Marilyn Monroe cantante─ en la famosa película Lost in Translation.

Hay, por supuesto, versiones instrumentales fantásticas como la del saxofonista Charlie Parker, la de los trompetistas Chet Baker y Miles Davis y ─aunque a mí ésta me gusta menos─ la del músico para “bailones” de salón Ray Coniff con su Orquesta y Coros.

Conozco tantas versiones de Summertime que no sabría con cuál quedarme. Quizá mi preferida sea la que entona el dúo formado por las voces de Ella Fitgerald y Louis Armstrong. Que, ahora que lo pienso bien, realmente no es un dúo sino un trío porque también mete baza ─y de manera magistral, por cierto─ la fantástica trompeta de aquel negro gordito y genial que tenía los labios partidos de tanto besar la boquilla del instrumento.

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