martes, 5 de julio de 2011

Media vida en 25 canciones (10)

GRANDES BOLAS DE FUEGO

Reconozco que me quedé hipnotizado la primera vez que oí King Creole en la voz negra de un cantante blanco nacido en Tupelo (Misisipi) y criado en Memphis-Tennessee. Se llamaba Elvis Preley y siguió siendo el rey del rock and roll hasta que él mismo consumó su autodestrucción. Sucede, sin embargo, que aquellas primeras estrellas del rock and roll eran como los pistoleros del viejo Far West; por muy bueno que fuera uno siempre aparecía otro para disputarle el título y la fama. Con un revólver más certero, una mano derecha más rápida u otra forma de mirar a los ojos mucho más helada.

El rival de Elvis en esa clase de duelo fue un tipo muy loco que se sigue llamando Jerry Lee Lewis, nació en Louisiana y toca el piano como los propios ángeles. Bueno, no exactamente. Cuando a los ángeles se les acaban los dedos de las manos sobre las teclas, suelen poner las alas. Jerry, en cambio, pone los pies, los codos y la cabeza. Apodado "The Killer" ("El Asesino") por su fuerte personalidad y sus rompedoras puestas en escena, ha sido el único entre los grandes ─Chuck Berry, Carl Perkins, Little Richard─ que pudo meterle algo de miedo al pistolero del rock Elvis Presley. Lo malo es que su constante paseo por el lado salvaje de la vida ─escándalos, adicciones, trastornos de conducta, fuga con chicas menores de edad─ hizo que su popularidad decayera durante los años setenta. Con el paso del tiempo su figura ha sido rehabilitada como corresponde, y por ahí anda todavía; con una voz setentona y magnífica ─un poco cascada, claro─ paseando su genio por los escenarios del mundo.


Fue en el año 1957 cuando Jerry L. Lewis logró un éxito masivo con su canción-fetiche "Whole Lotta Shakin' Going on", que no resultó fácil grabar porque su contenido sexual la hacía más propia del gusto de aquellos garitos llenos de humo donde el público negro sudaba ansias de libertad bailando hasta caer rendido. Tras el éxito espectacular esa canción ─basada en el compás del “boggie-boogie” y a ritmo de rock and roll─ el escritor de canciones Otis Blackwell compone junto a Jack Hammer la canción que sería el tema de mayor éxito en la carrera de Lewis. Me refiero a Great Balls of Fire! (¡Grandes bolas de fuego!). Curiosamente, el cantante ─ya oficialmente instalado en el grupo de “los chicos malos”─ ofreció cierta resistencia a interpretar ese tema, que tenía connotaciones pseudo-blasfemas. Finalmente, aceptó y la canción fue un gran éxito a nivel mundial. El título se deriva de una expresión sureña referida a la fiesta religiosa de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo se manifestó como " lenguas repartidas, como de fuego". Después vendrían otras creaciones suyas como High School Confidencial, Breathless y Good Golly Miss Molly.
Great Balls of Fire!, conocida en español como ¡Gran Bola de Fuego! es también una película estadounidense dirigida por Jim McBride sobre los comienzos de la carrera de Jerry Lee Lewis. Con un espléndido Dennis Quaid en el papel del cantante y con la actriz Winona Ryder interpretando a la prima adolescente que se fuga con él, para desgracia de ambos a partir del momento en que ella queda embarazada.

Greats balls of fire

You shake my nerves and you rattle my brain
Too much love drives a man insane
You broke my will, oh what a thrill
Goodness gracious great balls of fire
I learned to love all of Hollywood money
You came along and you moved me honey
I changed my mind, looking fine
Goodness gracious great balls of fire
You kissed me baba, woo.....it feels good
Hold me baba, learn to let me love you like a lover should
Your fine, so kind
I'm a nervous world that your mine mine mine mine-ine
I cut my nails and I quiver my thumb
I'm really nervous but it sure is fun
Come on baba, you drive me crazy
Goodness gracious great balls of fire





Grandes bolas de fuego

Estoy muy nervioso porque seguro que es divertido
Vamos nena, me vuelves loco
es la graciosa bondad de grandes bolas de fuego
mis nervios se agitan y mi cerebro es un sonajero
Demasiado amor vuelve loco a un hombre
Rompiste mi voluntad, ¡Oh, qué emoción
la graciosa bondad de grandes bolas de fuego
Aprendí a amar todo el dinero de Hollywood
pero llegaste y me conmovió la miel
He cambiado mi mente, voy buscando el bien,
la graciosa bondad de grandes bolas de fuego
Me besaste con bab..... qué bien me siento
Abrázame cariño, te quiero como debe querer un amante
Me muerdo las uñas y retuerzo mis pulgares,
Adoro tu estilo country.
Estoy muy nervioso, pero seguro que es divertido
Vamos nena, me vuelves loco
la graciosa bondad de grandes bolas de fuego.

Una de las muchas anécdotas en la carrera de Jerry Lee Lewis ─y origen de su fama de artista problemático que le daría su apodo de "The Killer"─ tuvo lugar durante una actuación en el Brooklyn Paramount Theatre de Nueva York. Lewis fue asignado como telonero del gran mito del rock and roll Chuck Berry y, como protesta, subió al escenario con una botella de coca-cola llena de gasolina. Mientras interpretaba Great Balls of Fire, prendió fuego a su piano y al terminar de tocar le dijo a Berry “Y ahora supera esto, negro…”
No obstante, su carrera acabaría sufriendo un varapalo tremendo del que en cierto modo nunca llegó a recuperarse. Al conocerse su boda con Myra Gale Brown de 13 años, la hija de su primo ─cuando aún no se había divorciado de su segunda esposa─ y el peso de la ley, junto a todo el puritanismo de la época, cayeron sobre él.

Como cualquier otro tema “clásico” del rock and roll, Greats balls of fire ha formado parte del repertorio de muchos artistas consagrados; desde la cantante country Dolly Parton hasta el grupo Fleetwood Mac; desde el bluesman Johnny Winter al grupo The Mistfits. Incluso existe una versión de la actriz Mae West, aquella rubia demoledora que ha dicho las frases más genialmente provocadoras sobre los hombres. Ninguna se acerca, por supuesto, a la tremenda, salvaje y maravillosamente cantada, versión original de ese genio llamado Jerry Lee Lewis. A él es al único que he visto hacer con su piano lo que otros hacen con una ametralladora.




1 comentario:

  1. A los que algunas de las canciones también forman parte de "su media vida" oyendo aquella "música del diablo" y viendo que el intérprete era blanco, como el chico de Tupelo, entendímos que "aquello no podía salir bien".
    Fue necesaria la reivindicación, el "feed-back" inglés, para que el domesticado soldado en la R.F.A., el "killer" marginado, y los "negros" olvidados o encarcelados llegasen a ser repuestos en sus tronos.
    La historia comenzaba de nuevo, pero con otros libretos.
    Gracias Sergio, Jerry Lee Lewis...aún sigue, afortunadamente, "aporreando" pianos.

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