martes, 21 de abril de 2009

CONFESIÓN

.
Hay estaciones - como ésta, sin ir más lejos - que se hacen interminables, señoría. Y para los amantes despechados, más. Todo lo que ha sucedido parece fruto de un conjuro dictado por el rencor de algún antepasado fantasmal de los novios abandonados. Ya se sabe que casi siempre las apariencias engañan, pero es que todo lo que me viene pasando desde aquel maldito día en que comenzó la temporada, señoría, recuerda a las maniobras orquestales en la oscuridad que caen sin avisar sobre el novio de toda la vida que, de pronto, deja de serlo sin su consentimiento. No sé si usted sabe, señor juez, lo que es un amante despechado al que - !ay, pena, penita, pena¡ - le cierran la cancela del patio de la muy pérfida. Y su familia, luego, cubre con sal las piedras de su calleja y escribe encima !piérdete¡ para que lo lea todo el mundo.

De acuerdo, lo elegante sería reaccionar como algunos cuando pasan por la misma situación, haciendo de tripas, corazón; dando la media vuelta y echando a andar en dirección a su casa mientras silban Yesterday, sonriendo como si nada. Pero reconozca usted, señoría, que, más tarde, una vez dentro de la guarida, -usted también- la mayoría de los hombres abandonados por ella nos hemos puesto manos a la obra con la maquinaria resentida e implacable del desamor.

Parece mentira, señor juez, que usted haya olvidado que el amante despechado acaba adoptando ese aire trascendente de las resistencias numantinas y finalmente se aplica en disparar, empecinado, contra todo lo que se acerca al recinto de sí mismo, convertido ya en muralla sorda, porque uno se niega a aceptar que ya no ocupa el centro del universo ni reina en el femenino corazón cautivo de antaño. Esa es la razón de que se ponga a rumiar boleros a distancia para ella y que, en lugar de salir en televisión cantando Amanecí otra vez entre tus brazos con el sombrero de Jorge Negrete sobre la calva, empiece a meter las balas - una por una - en el cargador y luego apunte a su propia sien.



Sergio Coello

No hay comentarios:

Publicar un comentario